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DE ESTUDIOS DE LO HERMÉTICO

Entre lo abstracto y lo concreto, entre el ideal y la materia, entre lo racional y lo intangible ocurre la historia del mundo, acaece el devenir humano y se encarna lo ignoto en la forma. El resplandor fatuo de la realidad bifronte engaña con una de sus caras al individuo —cual insecto encantado por la ambiciosa bombilla— mientras que, con la otra de sus faces —la oculta—, una oscuridad cifrada se extiende sin límites y desde siempre, es lo hermético, lo secreto, lo velado, la llave única de la libertad humana:
Es el huevo mistérico de Hermes.

Percibo lo secreto:
¡Oh, vosotros señores!
Así somos, somos mortales,
de cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra.

Nadie en jade,
nadie en oro se convertirá:
en la tierra quedará guardado.
Todos nos iremos
allá, de igual modo.
Nadie quedará,
conjuntamente habrá que perecer,
nosotros iremos así a su casa.

Como una pintura
nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
de la preciosa ave de cuello de hule,
nos iremos acabando
nos vamos a su casa.

Se acercó aquí.
Hace giros la tristeza
de los que en su interior viven.
No se les llore en vano
águilas y tigres,
¡Aquí iremos desapareciendo:
nadie ha de quedar!

Meditadlo, señores,
águilas y tigres,
aunque fuerais de jade,
aunque fuerais de oro,
también allá iréis,
al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer,
nadie habrá de quedar.

–Nezahualcóyotl